Voy a la universidad. Ya lo saben. Y si no lo saben se me van dando una vueltita por mi página de información, que no estaría de más. En fin, voy y voy todos los días, pago un
bus* hasta el campus y luego, dentro de aquél, tomo el que me deja en mi facultad.
*le diremos bus porque sé que es una palabra internacional, y porque la palabra, en realidad, me gusta; y (más aún) porque no me voy a romper la cabeza llamando a cada transporte por el nombre que debería: por decir, el bus que se utiliza dentro de mi universidad tiene el nombre del animal representativo de ésta seguido por la palabra 'bus' (ojalá nuestro animal fuera un erizo, o una llama: llamabús. Eso. Eso sería bueno)
El viaje no me lleva más que media hora, incluso menos, pero ¡sorpresa! en mi país han estado sucediendo algunos percances socioidiológicopolíticos
(me voy a crear mi propio diccionario de palabras impronunciables) en los que no entraré en detalles
(no, éste no es un blog sobre política, y sí, quizá algún día habrá tiempo para eso. Pero ésta entrada no es el caso. Sin embargo, si desean saber del tema pueden leer un poco de ello en el artículo de Wikipedia, con los riesgos que sabemos que esto implica), por lo que la estación donde me bajaba del primer bus se encuentra
*ejem* cerrada y un poco
*ejem* quemada. Aparentemente volverán a abrirla en 3 meses, lo cuál me deja suficientemente desamparada como para pasar el resto del semestre bajándome una parada después y sin la posibilidad de tomar el transporte interno de la universidad.
No me estoy yendo por las ramas, si no me crees, sigue después del salto ;)